Sobre la Tristeza
jueves, 22 de noviembre de 2007
corregido del 14/09/07
Es que la memoria me trae recuerdos cual destellos, que me muestran un segundo de recuerdo y enseguida me enceguecen el presente y el pasado. Será que me estoy volviendo viejo, creo, y que mi meoria falla. Es, veo, unos niños de túnica y moña tirándose un spray, y ya hace casi diez años de esto.Diez años de la escuela es ser todavía joven, la vida es larga pero somos cortos. Y enseguida me acordé, la visión se me nubló, y los niños no tenían ni cara, ni color, ni nombre.
Y dale que te dale, dejo de mirar para arriba y le doy. Hay que caminar mirando para adelante por más que por un rato las caras no tengan ni nombre, ni color, ni cara. Pero los recuerdos cual destellos vienen sin avisar, al igual que aquellos como focos, salvo que los unos desaparecen, y los otros no nos abandonan, y como no nos abandonan sabemos que no, no nos hemos olvidado de nada.
Los que no nos abandonan, son más vividos. Son una cara con color, con nombre y con cara, pero también son su respiración, son la luz, el olor, la temperatura, el viento, la humedad, la ropa que teníamos puesta, si estábamos cómodos, incómodos, teníamos sueño, hambre, o estabamos llenos después de un buen desayuno. Y estos recuerdos, también nos recuerdan cómo nos sentíamos. Qué es la tristeza, qué es la felicidad, qué es la indiferencia, qué es el aburrimiento.
Me dictan un olor y un color de cielo, que la tristeza es estar parado esperando un bondi, con frío, de noche, habiendo la fiesta terminado antes y de peor manera que la que esperabamos, y que de repente se largue a llover. Mirar a la lejanía, y ver que los ojos nos juegan una broma pesada imaginando un par de luces, y nos estamos por fumar el filtro del último cigarrillo, y no, no nos da para comprar otra caja, y aun si nos diera, no encontraríamos dónde. Que la tristeza es saber que estamos muy lejos y muy cansados como para caminar hasta nuestra casa, que la sabemos vacía, fría y desprovista, pero al menos seca. Que la tristeza es constatar nuestro error al no dormir en la tarde, que las vueltas que dimos serán infructuosas: la minita con la que hablamos no nos va a dar pelota, la que era nuestra novia ya rearmó su vida (Ya no es mágico el mundo, nos han dejado) y nosotros estamos en la parada de un bondi, con frío, de noche, habiendo la fiesta terminado antes y de peor manera que la que esperabamos, y de repente se nos larga a llover; miramos a la lejanía, y los ojos nos juegan una broma pesada imaginando un par de luces, y nos estamos por fumar el filtro del último cigarrillo, y no, no nos da para comprar otra caja, y aun si nos diera, no encontraríamos dónde, y que estamos cansados como para caminar hasta nuestra casa, que la sabemos vacía, fría y desprovista, pero al menos seca. También constatamos nuestro error al no dormir en la tarde y que las vueltas que dimos serán infructuosas: la minita con la que hablamos no nos va a dar pelota, la que era nuestra novia ya rearmó su vida y nosotros finalmente comprobamos que tristeza es pensar en círculos, que recorren el mismo camino una y otra vez, de ida y de vuelta, y que eso es la Angustia y eso es la tristeza.
Es que la memoria me trae recuerdos cual destellos, que me muestran un segundo de recuerdo y enseguida me enceguecen el presente y el pasado. Será que me estoy volviendo viejo, creo, y que mi meoria falla. Es, veo, unos niños de túnica y moña tirándose un spray, y ya hace casi diez años de esto.Diez años de la escuela es ser todavía joven, la vida es larga pero somos cortos. Y enseguida me acordé, la visión se me nubló, y los niños no tenían ni cara, ni color, ni nombre.
Y dale que te dale, dejo de mirar para arriba y le doy. Hay que caminar mirando para adelante por más que por un rato las caras no tengan ni nombre, ni color, ni cara. Pero los recuerdos cual destellos vienen sin avisar, al igual que aquellos como focos, salvo que los unos desaparecen, y los otros no nos abandonan, y como no nos abandonan sabemos que no, no nos hemos olvidado de nada.
Los que no nos abandonan, son más vividos. Son una cara con color, con nombre y con cara, pero también son su respiración, son la luz, el olor, la temperatura, el viento, la humedad, la ropa que teníamos puesta, si estábamos cómodos, incómodos, teníamos sueño, hambre, o estabamos llenos después de un buen desayuno. Y estos recuerdos, también nos recuerdan cómo nos sentíamos. Qué es la tristeza, qué es la felicidad, qué es la indiferencia, qué es el aburrimiento.
Me dictan un olor y un color de cielo, que la tristeza es estar parado esperando un bondi, con frío, de noche, habiendo la fiesta terminado antes y de peor manera que la que esperabamos, y que de repente se largue a llover. Mirar a la lejanía, y ver que los ojos nos juegan una broma pesada imaginando un par de luces, y nos estamos por fumar el filtro del último cigarrillo, y no, no nos da para comprar otra caja, y aun si nos diera, no encontraríamos dónde. Que la tristeza es saber que estamos muy lejos y muy cansados como para caminar hasta nuestra casa, que la sabemos vacía, fría y desprovista, pero al menos seca. Que la tristeza es constatar nuestro error al no dormir en la tarde, que las vueltas que dimos serán infructuosas: la minita con la que hablamos no nos va a dar pelota, la que era nuestra novia ya rearmó su vida (Ya no es mágico el mundo, nos han dejado) y nosotros estamos en la parada de un bondi, con frío, de noche, habiendo la fiesta terminado antes y de peor manera que la que esperabamos, y de repente se nos larga a llover; miramos a la lejanía, y los ojos nos juegan una broma pesada imaginando un par de luces, y nos estamos por fumar el filtro del último cigarrillo, y no, no nos da para comprar otra caja, y aun si nos diera, no encontraríamos dónde, y que estamos cansados como para caminar hasta nuestra casa, que la sabemos vacía, fría y desprovista, pero al menos seca. También constatamos nuestro error al no dormir en la tarde y que las vueltas que dimos serán infructuosas: la minita con la que hablamos no nos va a dar pelota, la que era nuestra novia ya rearmó su vida y nosotros finalmente comprobamos que tristeza es pensar en círculos, que recorren el mismo camino una y otra vez, de ida y de vuelta, y que eso es la Angustia y eso es la tristeza.
En esta corrección, opté por la frase "cual destellos" en el lugar de "como flashes" en la primer parte del texto. Aparte de evitar una palabra extranjera castellanizada, que suena por demás fea, la elección de esos dos términos no es aleatoria. El concepto que quería, realmente me di cuenta, era el de "destellos", y además esta nueva frase obedece a la métrica y sonoridad anterior, permitiéndome así mantener la cierta línea poética que lleva el texto, o que intenta llevar.
Otra nota importante, es sobre la palabra "Angustia". En el original decía "rutina", pero no era la rutina de la que hablaba yo. Tal vez sí, de el significado personal que tiene la palabra rutina para mí, pero nadie lo iba a entender, y el término Angustia con mayúscula iba a ser mucho más claro. Si bien tampoco hablo de la Angustia per se (definición de la RAE), hablo de un sentimiento que las contiene a ambas, y a todas juntas. Transcribo en las siguientes líneas un fragmento más que explicativo:
"rutina... No. Tedio. Tampoco, porque es masculino, como el Aburrimiento, así, con mayúscula, y tampoco es eso. Dijera mi profesor: 'es asunto mucho más serio que estar aburrido el sábado y no tener plata pa'l baile, che'. Me decido por Angustia, con mayúscula, y que los literatos o sus intentos se rebanen la cabeza in order to define it."
Diego Pérez, Montevideo, 22/11/07
posted by Diego at 10:26
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