• Texto sobre la flacura en el que abunden palabras sonoramente "flacas".

Irina imparte impías clases de aeróbicos. Si de ella dependiera, todo se conjugaría en condicional simple, y "aeróbicos" no tendría o. Obsesiva con la flacura, seguía histeriquísimas dietas, y un estricto régimen de diminutivos y tildes en la i., que llevaba como parte de su simbología en su magra biología. La flacura, como criterio, le cegaba la vida, así como pluma, aferradísima y, por qué no desprolijísima. Esperanza de una grandeza, chiquitísima, al igual que su rutina.

  • Texto sobre la flacura en el que abunden las palabras sonora y semánticamente flacas
Miraba con los ojitos chiquititos, allá a lo lejos finísmas liniecitas que más o menos se curvaban. Una era un hilo, la otra un hilito en la bellísima y tenuísima luz. Con una ternura tal contemplaba, que sus ojitos se érdían, sabía que los ojos de su cumpañía se ceñían acusadores, dejándole finitos finitísimos espacitos chiquitítos para que maniobrase un tímido como Luisito.
"Luisito, jovencito, las lucecitas no son mujercitas delgaditas"
"Quién lo diría, muchachito"

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